ene11 Importancia del CORE en el rendimiento

Seguro que os habéis preguntado si hacer abdominales puede tener una mayor utilidad que lucir tableta de chocolate en verano, porque no puede ser que tanto esfuerzo sólo se vea reflejado a nivel estético.

Nosotros los deportistas, incorporamos con mucha frecuencia un trabajo de fuerza de core (abdomen/lumbar) sin saber qué impacto real o qué sentido tiene para mejorar nuestro rendimiento.

Pues bien, el entrenamiento del core, que a priori puede tener un efecto indirecto, se postula como un trabajo de base ineludible, si bien no es prioritario, no se puede obviar porque actúa como estabilizador del cuerpo cada vez que ejecutamos una acción o un ejercicio.

Si hablamos del running, ya sabemos que el gesto específico es la zancada en la cual brazos y piernas se mueven de una manera muy concreta para ser lo más eficientes posibles y gastar la mínima energía posible ¿pero qué músculos permite que este movimiento de las extremidades se produzca de manera estable, lineal y económica? Pues como os podéis imaginar los músculos que se encuentran en el centro del tronco, como los abdominales, lumbar y en menor medida glúteo. Cuando tenemos un tronco fuerte y estable, podemos controlar el resto del cuerpo permitiendo un movimiento limpio y eficiente tanto de piernas como de brazos. Esto quiere decir que avanzamos lineales sin hacer oscilaciones laterales, que en carrera nos hacen perder energía y tiempo, ya que trabajamos extra para poder mantener el tronco estable.

Pero no sólo tener un core fuerte nos hará ganar en eficiencia energética, como consecuencia nos hará mejorar la técnica ya que podremos controlar mejor el movimiento de los segmentos libres. A su vez tener un mejor control del movimiento y realizar una biomecánica adecuada nos ayuda a evitar descompensaciones, o malos vicios que de forma repetida pueden desencadenar en lesiones en el tren inferior.

La sensación que debemos sentir cuando tenemos un core fuerte es de avanzar de forma recta imparables e inamovibles como una flecha, teniendo un control absoluto de nuestro cuerpo, fluyendo con fuerza y ligereza a la vez.

Ya sabéis, a veces los pequeños detalles marcan la diferencia. Este sería un claro ejemplo de que un pequeño trabajo nos puede hacer potenciar nuestro rendimiento con una gran repercusión sobre todo en deportes de larga distancia donde la eficiencia energética cobra más importancia.